domingo, 9 de octubre de 2011
lunes, 3 de octubre de 2011
CRÓNICA #1: De Regreso a la U
Por cosas de la vida terminé en la casa de mi amiga Elsa para almorzar con ella siempre y cuando los dos cocináramos, esa fue la condición. Ese martes partimos de la universidad como a las diez de la mañana y alrededor de la una de la tarde, recordé que tenía clase, pensé no ir pero “es una obligación porque si no vas a clase grave mi leo” fueron las palabras de Elsa que me obligaron a tener que recoger las cosas para salir directo a la universidad.
De tanto pensar cómo llegar a la universidad, decidí hacer un poco de ejercicio, o sea, caminar hasta la universidad, igual de tanto escuchar “está gordito, mire a ver si hace ejercicio” ,inconscientemente elegí esa opción. Total, mi economía no estaba para gastar el dinero de esa manera porque esta semana me esperaba un gasto bastante grande.
Gritos de alegría por reencontrarse con sus padres, maestros ordenando y llamando a los estudiantes del colegio san José de la Salle, sucedía simultáneamente mientras me despedía de mi amiga especial, sin embargo, acciones parecidas ocurrían a menos de dos cuadras puesto que los jóvenes la sallistas, por extraña razón, también habían salido temprano. Pitos, motores, jóvenes gritando, humo de los carros, ya estaba con dolor de cabeza y al parecer, a unos segundos de ahogarme pues aire limpio no hallaba para respirar. “Rápido, rápido, a mover las piernas” fue lo primero que pensé si es que deseaba salir rápido de ahí; mas el esfuerzo fue un poco en vano debido a que llegué a los tres puentes que comunican con los municipios aledaños a Bucaramanga.
Había caminado casi diez minutos y estaba lavado en sudor pero eso no era lo peor, lo más desagradable fue lo que respiré durante casi diez minutos al pasar por el terreno boscoso que estaba abajo, pues lo habitantes de la calle y los de poca cultura optan por tomar como baño; además, el fétido olor aumenta por el detallito del calor provocado por el fenómeno de la niña –que al parecer es bipolar-. Después del retrete boscoso, varios recuerdos afloraron en mi mente pues pasar por Comultrasan me hizo acordar de tanto tiempo y buenos momentos que pasé con mi ex pareja. A las tres cuadras, por el Institute Decroly, los recuerdos se fueron más atrás pues estaba pasando por la misma ruta que hacía en el 2007 cuando asistía a mis preIcfes los sábados, tiempos aquellos que para todos lados caminaba y por eso estaba delgado.
Sin embargo, el recuerdo que me producían los lugares por los que pasaba se vieron interrumpidos pues una aglomeración de personas estaban reunidas en frente del famoso crédito educativo para la educación superior, un señor de aproximadamente treinta y cinco años al parecer se había caído de la moto y las personas que vieron el accidente fueron a socorrerlo, para fortuna del señor, no fue nada grave el incidente y rápidamente se levantó para seguir con su destino que por el momento no era morir.
Caminar casi tres cuadras y pensar en que estudiaría después de salir de clase fue lo único que pude hacer con tranquilidad pues el sol reapareció y nadie se salvaba de recibir una vez más los sobrecargados rayos UV, no había donde esconderse, no había sombra ni para una hoja, adicionalmente, por estar cerca la hora de entrada laboral, toda la carrera veintisiete estaba llena de vehículos, pitos, groserías y –lo más importante- estrés.
El parque de los niños me indicaba que estaba más o menos a unos quince minutos de llegar la U y al mismo tiempo que las piernas ya no querían dar un paso más. Apretando el paso e imaginando que si no llegaba temprano no podría estar en la clase, logré visualizar en menos de diez minutos mi destino y comenzaba una nueva travesía, buscar el carné para poder ingresar porque aparte de caminar cerca de un accidente que podía haber terminado mal o incluirme a mí, recordar y causarme cierto daño por haber perdido algo, apenas iba a comenzar la verdadera odisea, buscar mi documento de ingreso en medio de un bolso que parece ser portado por una mujer.
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