domingo, 12 de febrero de 2012

CRÓNICA #3: Enfermero y estudiante


Era la tercera vez, en menos de media hora, que Johan –un auxiliar de enfermería – entraba a la habitación 203 del HUS para evitar que un señor, de ochenta y tantos años, recién operado de la próstata se quitara los amarres hechos por su  seguridad y así evitar  se levantara y decidiera quitarse la sonda puesta hace algunas horas por los doctores. Sin embargo, en eso consiste su trabajo, o por lo menos durante toda la semana teniendo en cuenta que estará en el departamento de Urología.  

Sus ilusiones académicas y profesionales se mueven en una dicotomía horaria, si trabaja en la mañana no tiene más opción que descansar y estudiar en la tarde y matricular materias en la noche, pero si trabaja en la noche, en un dulce horario de seis a tres de la mañana, estudia en la mañana dopado con café, “para salir me toca corriendo, medio bañado y cambiado y allá tomar como cuatro cafés para  estar despierto en las clases que van hasta las dos la tarde”. Por lo visto, para este universitario y trabajador, todo es válido, perder sueño, no divertirse normalmente y tener más responsabilidades de lo habitual. Ante sus ojos, todo esfuerzo es válido para lograr un título profesional y dejar de lado un título tecnológico.

A Johan no siempre le tocó trabajar y estudiar al mismo tiempo, no siempre tuvo que dividir el tiempo de esa manera, esta difícil tarea la ejecuta desde hace  tres años. “Primero estudié enfermería profesional en la UCC y mi mamá me colaboraba, pero no se pudo seguir pagando la U así que decidí retirarme y terminar en EFORSALUD y así poder trabajar particularmente o  como ahora, en el HUS”; palabras un poco amargas que salen de la boca de este joven en medio de la revisión de un termómetro y un folder de seguimiento a punto de ser entregado a uno de los doctores de turno.

Sin embargo, una de las razones por las cuales, Johan sigue en el trabajo, es el dinero, “disfruto de poder trabajar y no rendirle cuentas a nadie, es mi dinero y ahora estoy intentando conseguir una moto”. Un televisor, tres BlackBerry en menos de año y medio, la cantidad de ropa que quiera y poder pagar casi cuatro  millones por semestre es la motivación para seguir aguantando tantos días sin poder dormir bien y las carreras que debe hacer para cumplir tanto en el hospital como en su vida profesional.

Entre semana, los días se vuelven un ir y venir, con mucho estrés y con poco tiempo para dedicarle a la familia y a los amigos. “Los lunes, por ejemplo, es muy pesado por todos los accidentes que deja del fin de semana”. En promedio, el lunes a las seis de la tarde, hora de entrada, este joven debe revisar los signos vitales de quince personas que llegaron el domingo por diversos problemas de intoxicación y otros por accidentes de tránsito. “Entre martes y miércoles la mayoría de estos sujetos se van, se les dan de alta” y el jueves y viernes son solo dos días en las labores se vuelven  más livianas para este auxiliar, “por eso trato de matricular la mayoría de materias entre los tres últimos días de la semana”, me comenta mientras trata de encontrar una hoja perdida para expedir el alta de una paciente que entró el domingo a media noche por una sobredosis de cocaína.

Los fines de semana, sin embargo, para este joven universitario son el único medio de esparcimiento que tiene para dedicarse a él como sujeto y a su pareja. “Los fines de semanas realmente que los aprovecho, por ejemplo, los sábados cada quince días salgo de rumba con mi novio, y los domingos duermo hasta tarde pero cuando estudio pues trato de dedicarle tiempo en las tardes para estudiar, o a veces en las noches hasta tarde,  sin embargo, la mayoría lo sé”, y como no saberlo, pensé en ese momento, si hizo media carrera de enfermería, es un auxiliar y trabaja en salud. Y tras varios minutos de mi pensamiento y su última palabra me dice: “la mayoría de mi carrera lo sé…” Con aire de superioridad transformando el ambiente en su territorio, su reino.

Faltan aproximadamente dos semanas para que Johan entre a estudiar, y es en esta época donde duda su decide matricularse o dejar pasar, “esto sentimientos siempre llegan cuando debo matricular materias, no sé muy bien qué hacer”, un poco aburrido lo comenta, y lo sé por su rostro. Durante dos meses no tuvo preocupaciones académicas de ningún tipo, salía de trabajar y podía dormir hasta tarde, podía salir entre semana a tomar algo, no había impedimentos laborales o académicos en sus actividades y por lo viste desea que siga así, pero “ya voy en séptimo, no es justo dejar botado todo lo que he gasto y conseguido con tanto esfuerzo”, repitió dos veces sin esfuerzo alguno de convencerse para seguir con el estudio. “Parece que  trabajar y estudiar al mismo tiempo es complicado  y estresante”, añade al mismo tiempo que me brinda la mano para así finalizar una charla que tal vez lo llevaría a matricular materias y olvidarse de unas merecidas vacaciones.


1 comentario:

  1. En cuanto al orden de los párrafos la secuancia es muy buena envuelve a lo largo de la historia cada línea hace que la lectura se continua. Pero a pesar de esto algunos de signos de puntuación hacen falta, las tildes se perdieron en muchas de la palabras. Y en cuanto al inicio y al final de la crónica como tal es muy bien logrado hace que la historia se marque con claridad.
    ATT: LAURA ISABEL RINCPON REMOLINA. Enero 28 de 2012

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